Existen suficientes evidencias que vinculan la exposición a determinados factores de riesgo psicosocial con el estrés laboral. El exceso de demandas laborales, la falta de influencia, o la percepción de escaso apoyo social, entre otros factores, pueden ocasionar problemas de salud, absentismo, rotación, accidentes laborales o comportamientos contraproducentes. Estos problemas suponen costes evidentes para las empresas, como se refleja en el aumento significativo de las solicitudes de incapacidad debido a disfunciones psicológicas que se han producido en los últimos años.